En los edificios de oficinas existen diversos tipos de hurtos. El producido por los visitantes que no arribaron al establecimiento con esa intención, pero aprovechan cuando ven que no hay protección electrónica (o la hay pero los empleados no se apoyan en ella), se cometieron descuidos, personal disperso, etc.

Y el que llevan a cabo los mismos empleados, en ocasiones de la empresa en que trabajan en sí, en otras de compañeros y en algunos casos de los proveedores o visitantes. La combinación de sistemas electrónicos anti-hurto, sumados a un cambio actitudinal de los empleados, bajan mucho la merma para todos los tipos de situaciones.

La presencia de las antenas antihurto en los accesos también trabaja sobre la mente del ladrón a nivel disuasivo. Sumado a la presencia más proactiva del personal de seguridad, respaldados por los sistemas electrónicos, hace que se les complique bastante su accionar.

Los sistemas de seguridad electrónica son una inversión cuya forma de recupero es a través de los hurtos que se evitan. En pocos meses la merma evitada amortiza los equipos y todo lo recuperado a partir de ese momento va directo a la columna de utilidades. En seguridad electrónica, la inversión se traduce en ahorro.

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